Editorial: Octubre un llamado a la Vida, la Familia y la Misión

Comenzamos octubre, un mes que, para nuestra comunidad del ISES, tiene un significado especial. Es un tiempo que nos invita a detenernos y reflexionar sobre los pilares fundamentales que dan sentido a nuestra existencia: la vida, la familia y la misión. En un mundo que a menudo corre a gran velocidad, este mes nos llama a vivir con mayor profundidad estos valores que forman parte del corazón de nuestra fe.

Octubre es, sin duda, un mes para celebrar la vida en todas sus formas, recordando que cada ser humano es un don preciado. Nos invita a mirar con gratitud lo que hemos recibido y a comprometernos con el cuidado y respeto por la vida en todas sus etapas. Es un llamado a valorar lo cotidiano, a estar presentes en nuestros vínculos familiares y a comprender que la misión de servir no siempre requiere grandes gestos, sino que se encuentra en los pequeños actos de amor.

En este mes, también nos inspira la vida de grandes santos que, con su ejemplo, nos muestran el camino de la entrega y la dedicación. Recordamos a Santa Teresita del Niño Jesús, conocida por su humildad y su «pequeño camino» de amor, quien nos recuerda que la santidad se encuentra en la simplicidad de nuestros actos diarios. Su vida nos motiva a confiar en la misericordia de Dios y a vivir con el corazón abierto al prójimo, ofreciendo nuestra misión desde el lugar que nos toque ocupar.

San Francisco de Asís, otro de los santos que celebramos este mes, nos enseña la importancia de la fraternidad con la creación y de vivir con sencillez. Su amor por la naturaleza y su compromiso con los más vulnerables nos recuerdan que todos estamos llamados a ser instrumentos de paz y servicio, extendiendo la mano al hermano y a la hermana, al igual que él lo hizo en su tiempo.

Este octubre, entonces, es una oportunidad para revitalizar nuestra misión personal y comunitaria. En medio de los desafíos y las alegrías de cada día, estamos llamados a ser testigos del amor de Dios, especialmente en nuestros hogares, donde comienza la misión más importante: la de formar una familia unida por el amor y el respeto. Desde la familia, nuestra primera escuela de fe, podemos irradiar esos valores hacia los demás, siendo ejemplo vivo de entrega y solidaridad.

Que este mes de octubre sea un tiempo para redescubrir la belleza de la vida, reforzar nuestros lazos familiares y renovar nuestro compromiso con la misión que Dios nos confía. Sigamos el ejemplo de los santos que nos inspiran y pongamos todo nuestro ser al servicio del bien común, sabiendo que cada pequeño gesto de amor y servicio tiene un valor incalculable en el plan de Dios.

Vivamos octubre con el corazón lleno de esperanza y entrega.

Instituto Superior Espíritu Santo (ISES)

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